lunes, 11 de junio de 2007

25 años de un Extraterrestre






Hace algo así como 25 años que un joven Spielberg filmó la que sería una de sus grandes obras cinematográficas. Ya contaba con joyas entre sus latas como Duel, Tiburón, Encuentros en la Tercera Fase o Indiana Jones: en busca del Arca perdida, pero E.T. se convirtió con méritos propios en la película más taquillera en su día, y una de las más taquilleras a día de hoy. Bueno,a decir verdad creo que esto ha pasado con todas las películas que han pasado por los ojos y manos del maestro.

"Tiene miedo. Está completamente solo. Está a 3.000.000 de años luz de su casa".




Así rezaba el anuncio original de promoción de E.T, el Extraterrestre. Prometía ser un film de aventuras, sentimientos, una epopeya celestial, y lo que el público finalmente vio en la gran pantalla fue algo que se encontraba más allá de lo que prometía la campaña promocional.

Como casi todo en esta vida, la infancia es el cimiento de nuestros yoes futuros, así como de nuestros caminos y acciones. Como anécdota personal del propio Steven, tras el divorcio de sus padres comenzó a tener un amigo imaginario. Para el joven cineasta, su amigo imaginario era como el hermano que nunca tuvo y un padre que jamás sintió volver a tener. Dicho amigo imaginario respondía al nombre de ET. Y logra plasmar en el film su pasado personal en la figura de Elliot, mostrando al tierno extraterrestre como salvador de un niño sumido en la tristeza por el divorcio de sus padres.

Nos encontramos frente a una de las películas más sinceras de la Historia del Cine, un sueño hecho realidad que, a pesar de su trasfondo mágico e infantil, oculta una triste desesperanza: la perdida de los anhelos. Por cierto, tema recurrente en su filmografía como se puede comprobar en sus films Hook, Inteligencia Artificial, El Imperio del Sol,...




Tras un comienzo lleno de misterio, se nos narra la aflicción de un ser de otro mundo que es olvidado por sus compañeros en un planeta desconocido. La complicidad que se origina entre el visitante extraterrestre y el niño que lo recoge es expuesta con una elegancia inusitada, un ejemplo incuestionable de lo que debiera ser la verdadera amistad. Muchas son las voces que acusan al realizador de este film de caer en el sentimentalismo, sin embargo no hay, a mi entender, lloriqueos banales, sino un cúmulo de escenas brillantes que describen profusamente la relación de amistad que se va generando entre el niño y E.T.

Con el día a día los lazos de amistad se van estrachando, llegando a ser uno mismo los 2 y transmitiendo ET a Elliot todos sus sentimientos y apetencias, llegando incluso a hacerlos suyos. Pero la película no solo toca temas universales e infantiles, sino que también habla de los adultos, de cómo la realidad les hace olvidar lo que fueron: niños inocentes eternamente sumergidos en inagotables fantasías. Un ejemplo de ello es la escena enla que Mary le lee a Gertie el cuento de Peter Pan, que también supone otro guiño a la infancia del director, pues era su cuento favorito de cuando era pequeñín.

No hay palabras, pues, para describir la intensa emoción que genera el visionado de esta ya mítica película. Es una magistral combinación de humor, drama y amistad.

Una mítica escena de este GRAN film




Con un reparto plagado de desconocidos en aquellos tiempos, nos encontramos ante un gran repertorio de buenas actuaciones. Tenemos a Henry Thomas, Dee Wallace, Robert MacNaughton, Drew Barrymore y Peter Coyote en los papeles de Elliot, Mary, Michael, Gerti y Keys entre otros. Son actores que, en mayor o menor medida, más o menos conocidos, han proseguido con sus carreras y algunos siguen a día de hoy en esto que es la industria del 7º arte. Una muestra de los buenos registros de los actores es la prueba de casting que se le hizo a Henry Thomas, disponible para todos aquellos que tengáis la peli en DVD o bien a aquellos que visitéis el Youtube.

La Banda Sonora corre, como no podía ser de otra manera, al mitiquísimo y requete-colaborador de Steven Spielberg, John Williams. Williams, lleva a cabo en esta ocasión uno de sus mejores trabajos. Y si normalmente consigue llevarte donde quiere batuta en mano, en esta ocasión te lleva más allá. Se te mete dentro, te hace partícipe y protagonista de la historia, y te deja caer en un cielo repleto de estrellas desde el que poder disfrutar esta entrañable historia. Atención, por ejemplo, a la llegada de los extraterrestres, con esa tenue música descriptiva que nos introduce de lleno en la historia. Inefable es el trabajo de Williams cuando da aliento a los niños mientras pedalean en sus bicicletas, y trágicas sus notas cuando desarrolla con ellas la enfermedad de Elliot y E.T. Spielberg tenía razón cuando decía que no era otro sino el compositor el que mantenía a los protagonistas en el aire cuando iban montados en sus bicicletas. Un verdadero portento.




Tras una persecución agotadora con vuelo incluido, y un magistral ritmo, llega el triste momento de las despedidas. Esto ya en un nivel más íntimo, creo que, mejor dicho, sé con certeza que ET es sin lugar a dudas la película que más me ha hecho llorar y en más ocasiones. Y ya no solo por la tristeza de la despedida final, que también, sino en diversos momentos a lo largo del film. Entre ellos el de su primer vuelo nocturno, al ponerse enfermos, al curarse, en la despedida final,... Entre la mano maravillosa de Spielberh y la batuta del fenómeno Williams, son capaces de tocarme en lo más hondo de mi corazón y sacarme de dentro sentimientos y sensaciones que normalmente no suelo sacar. Algo de común hay en los pasados de estas personas y el mío propio...




Y poco más que decir ya en este breve serial que os presento, sobre una de mis películas favoritas y que quizás más me hayan marcado. Totalmente recomendada para todos aquellos que gusten del buen cine, que tengan casi 2 horas libres y que quieran invertirlas en disfrutar con una película fenómena como es esta. Yo aún recuerdo como mis padres me llevaron a un cine de la famosa Gran Vía madrileña creyendo que íbamos a a casa de mis abuelos de visita, y cual fue mi GRAN sorpresa cuando vi aquel cartel pintado a mano tan típicos de los cines de la Gran Vía de mi ciudad. Es una película atemporal, que ha soportado muy bien el paso del tiempo, que transmite incluso más que en sus días. Una película con la que disfrutar en compañía de los tuyos. Aunque quizás no este hecha para las generaciones actuales, sedientas de otro tipo de ocios y valores que aprender y hacer suyos.

Y para los buenos cinéfilos y que gusten de tener pelis en DVD, advertirles que la edición existente en nuestro país es muy buena salvo por un detalle: ESTÁ FATALMENTE REDOBLADA. Para los pequeños de hoy en día no importará este detalle, pero para los de mi generación es algo que NO SE PUEDE PASAR POR ALTO.

Ah, y añadir que allá por estas fechas del año 2002, con motivo del 20 Aniversario la película fue reeditada, con una BSO en directo y nuevas escenas añadidas. Todo un privilegio el poder haber disfrutado tanto de pequeño como de mayor de este título en pantalla grande.




Un abrazo y recordad que "Estaré ahí mismo"...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...nunca tuve la oportunidad de disfrutarla y verla con ojos de niño,.. Supongo que para los afortunados tuvo que ser algo "especial"... ya que en mis ojos y en mi memoria acostumbrados y bombardeados de imagenes dejo muy buen recuerdo,...
Dulce, tierna, llena de fantasia, como la mente de un niño...

ultimapantalla dijo...

esta película sin duda es una de las que si se vieron en su época, se recuerdan con gran misterio y añoranza.

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